Hoy ha sido un domingo normal, pero de esos que sin saber por qué son mejores que los habituales. Me he reído con el Rey mandando callar a Hugo Chávez, con una parodia de Joaquín Reyes al imbécil deconstructor y creador de las más variopintas memeces de la cocina moderna, Ferrán Adriá, que me ha enseñado mi hermano Diego y nada más, sigo estudiando el Preludio 1 de la Suite de Bach para violonchelo (yo toco una transcripción para guitarra de John W. Duarte), el Capricho Árabe de Tárrega, La Catedral de Agustín Barrios Mangoré, Preludios 1 y 3 y Estudio 1 de Heitor Villalobos... Y aquí estoy tranquilamente después de tomarme un cola-cao, soñando con el día en que Hilary Hahn me toque el Concierto de Sibelius mientras contemplo las estrellas, tumbado entre las nieves salvajes de Finlandia.
5 comentarios:
Amén.
Vaya. Creo que me voy a tomar un colacao ahora mismo.
Con un buen abrigo, ¿no?
Un abrazo
Me encantan esos domingos... pero últimamente tengo pocos de ellos... Muchas gracias por recordarmelos! ;-)
Me apunto al cola-cao.
Besicos!
Me encanta la normalidad de tus domingos.
Un abrazo
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