La señora Gómez Botrán llamó a casa hace unos meses preguntando por mi padre, únicamente lo conocía por la compra del panteón de sus padres (mi padre era marmolista). Cuando le dije que mi padre había fallecido y terminó la conversación imaginé que no volveríamos a saber de ella, pero nada más lejos de la realidad, las llamadas de la señora Gómez Botrán se han vuelto diarias e incluso más de una en el mismo día. Sólo habla con mi madre y siempre dice lo mismo: "estoy muy sóla, llámame, Alicia... yo trabajé en la embajada de Zurich y ahora estoy aquí tirada como perro en una residencia, mi hija vive en Suiza y no me viene a ver nunca".
Ella dice que está sóla en una residencia de ancianos pero en mi mente la señora Gómez Botrán resiste en la almohadillada habitación de algún manicomio perdido entre las blanquecinas brumas del olvido.
Ella dice que está sóla en una residencia de ancianos pero en mi mente la señora Gómez Botrán resiste en la almohadillada habitación de algún manicomio perdido entre las blanquecinas brumas del olvido.
4 comentarios:
Es toda una historia en un párrafo.
La señora Gómez Botrán es toda una leyenda.
Besos,
Diego
Ves? por no tener tiempo y hacer resumen hoy de vuestros artículos y comentarios me entero, diez días más tarde, que el 19 fue tu cumple... ¡y ese mismo día te deje un comentario!. Bueno, aunque llegue algo tarde:
¡¡¡FELICIDADES!!!!
Besicos y perdona por la tardanza...
Hermoso microrrelato.
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