Una pluma es un objeto perfecto. No sólo por su utilidad como instrumento de escritura sino por la belleza estética de cada modelo, convirtiendo a muchas en piezas de coleccionista. Escribir con pluma es algo diferente, la suavidad en el deslizamiento del punto unido al frío tacto de la resina, acero, madera o cualquier otro material me produce un placer que va más allá de la simple utilidad de una estilográfica.
Tengo varias plumas pero siento especial predilección por una Faber Castell, regalo de mi madre y mi hermano Diego (quien me ha introducido en el mundillo) y la Montblanc Kafka de la que aquí cuelgo una foto.
Las plumas son un regalo para todos los amantes de la escritura.
1 comentario:
Los amantes de las plumas nos sentimos totalmente identificados con tu comentario.
Besos,
Diego
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