Hay días en los que uno se siente aburrido, en los que nada importa demasiado, como en una especie de trance tedioso y deprimente. Esto me pasa a menudo desde que murió mi padre (precisamente hace 29 meses). Hoy siento esa apatía que me aisla de todo, que hace que nada me interese, ni siquiera aquello con lo que disfruto normalmente.
Mañana, cuando mi sobrino Pablo entre por la puerta, nada de esto tendrá ningún sentido.
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4 comentarios:
Eres el más grande, jefazo.
Besos,
Diego
José Tomás: pronóstico muy grave.
Hay días en los que apetece sentarse a no hacer nada. Ánimo.
Por si te ayuda, alguna vez que he pasado por algo parecido a ese trance aburrido y deprimente me han dicho que esos momentos son buenos para luego valorar mucho más los que se disfrutan.
¡Mucho ánimo!
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